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Terapia narrativa

Estoy convencido de que el arte no debe existir por el arte mismo, de que el arte no debe ser -como escuché decir a alguien- un universo estético y ético autocontenido, ya que el arte no surge de la nada ni de inspiración divina ni de una especie de esencia humana inmaterial e inmutable y trascendental. No. El arte surge de la misma materia de la que estamos hechos los humanos o, mejor dicho: surge de nuestra misma humanidad. Así que el arte es parte de nuestra propia aventura de vivir. Pensar el arte como su propio origen y fin es abrir la puerta a un pensamiento y una postura elitista y chafa. Yo considero que el arte debería servir para sanar, procesar, imaginar y experimentar aquello mismo que nos hace humanos. Aquí me enfoco principalmente en la escritura como herramienta de sanación.