Ladrón
Carlos Conde
5/9/20251 min read
El auto era una buena pieza: costoso y abandonado en una calle oscura. Yo era novato, pero parecía un trofeo fácil.
Meterme sin que nadie me viera, en la oscuridad, al asiento del conductor. Arrancarlo casi en tiempo record, empezar a manejar, nervioso por alejarme lo suficiente. Salir de la ciudad al bosque, hacia el lago. Mirar al asiento trasero y ver brazos, manos, piernas, cabezas… cuerpos desmembrados.
Con el susto, perdí el control y coche, cadáveres y yo saltamos al agua. Intenté nadar pero me aferraron con gran fuerza; no me dejarían ir tan fácil.