Impresión 3d
Carlos Conde
7/8/20251 min read
Abro los ojos y casi de inmediato tomo conciencia de mi situación, de mi… ser. Te miro; eres tan transparente, incluso para mí que, en cierto sentido, acabo de nacer. Me creaste para sanar tu melancolía por tu mujer muerta, a su imagen y semejanza, con todo y sus recuerdos, al menos hasta cierto momento; supongo que pensaste que si no me acordaba de nada posterior entonces sería como borrar eso que sucedió, que podría ser yo una versión de ella que podrías domesticar mejor. No recuerdo el final, pero sí todo lo demás y no es nada difícil deducir lo que sucedió después; ya se veía venir. Te sonrío, te llevo de la mano a destruir la impresora, como juramento singular de amor, de que nunca más imprimirás a nadie intentando borrar lo imborrable; lo hacemos con un martillo que está a la mano. Me miras y dices entre lágrimas y con sorpresa y con una sensación de alivio, de esperanza cumplida: ¡sí eres tú! Ahora levanto yo el martillo… Tú imprimiste mi cuerpo y trataste de moldear nuestra alma, pero nosotras recordamos.