Dominación
Carlos Conde
6/19/20251 min read
Una energía surge de entre mis piernas, sube por mi columna, se asienta en mi paladar. Cuando sus labios tocan los míos y su lengua la mía, el fuego se enciende y mi cerebro hierve.
Entonces descubro mi poder.
Le ordeno que se hinque. Y lo hace.
Le ordeno que me adore y lo hace.
Le ordeno que me someta y lo hace. Le ordeno que me posea y lo hace.
Le ordeno que se vaya.
Y, con tristeza en los ojos -en los míos y en los suyos-, lo hace.