Consentida
Carlos Conde
10/23/20251 min read


Salgo al patio de mi casa. El sol arde sobre mi cuerpo y la luz deslumbra mis ojos, pero me acerco a la reja. Veo pasar monstruos; monstruos de metal que avanzan rápidamente en una dirección y otra; monstruos de cuatro patas con expresiones que me parecen feroces, del doble, triple o incluso varias veces mi tamaño; monstruos de dos patas, altísimos… estos son los que más miedo me dan. Les grito a todo pulmón que no se atrevan a entrar, que sigan su camino, que aquí no son bienvenidos. Luego entro de nuevo a mi casa, donde tengo mi plato de agua, de croquetas y donde mis papás me rascan detrás de las orejas. Estos sí que son unos buenos monstruos.